Mi hijo Gustavo y yo, agarramos nuestras cosas de playa y corrimos al auto para irnos por fin a refrescar, después de tanto llover. En mi hermoso país, el sol y la lluvia conviven amigablemente. Por ser una isla tropical, aparecen y desaparecen todo el tiempo; unas veces más que otras.
Llegamos a la playa de Isla Verde y nos zambullimos desesperadamente, pues en el horizonte se asomaba otro aguacero. Gustavo jugaba con las olas, mientras que yo tiraba algunas fotos divertidas de nosotros para que no se nos olvidara ese día.
Al cabo de una hora, regresamos a casa, ambos satisfechos de nuestra aventura. Volvió a llover hasta el otro día…
No hay comentarios:
Publicar un comentario